martes, 27 de septiembre de 2005

La fe y algunos derechos básicos

En Chile existe libertad de culto, lo que me parece muy bien. Asimismo, me complace que la gente tenga sus creencias religiosas y de esta manera se sienta mejor en este mundo, apoyada por una fuerza supraterrenal; no tengo ningún problema con la fe religiosa, a pesar de ser agnóstico (que suena más bonito que ateo). Mis creencias van por otro lado. Creo en las personas, en mi familia, en la gente que amo. Si me defraudan -que sucede algunas veces- puedo hablar con ellas y arreglar el tema, lo que se me ocurre más difícil con alguna divinidad.
Pero lo que no me gusta es que intenten convencernos por medios que atentan con nuestros derechos básicos. Que algunas iglesias nos inunden con cánticos, obligándonos a todos a escucharlos; que en la calle se pregone a todo volumen (con equipos amplificadores) creando una contaminación acústica insoportable para quienes debemos transitar por esas calles (Plaza de Armas y Paseos Ahumada y Huérfanos, en Santiago, son algunos puntos en que diariamente se escucha la lectura de pasajes bíblicos). He llegado a pensar que éstas son verdaderas penitencias, tanto para quienes se ven obligados a pregonar a voz en cuello, como para los pobres transeúntes que deben escucharlos.
Tampoco me gusta que ciertas iglesias (y religiones) se arroguen ser los depositarios de los únicos valores verdaderos, como si las personas sin fe religiosa no tuviéramos valores. Me parece impresentable.

1 comentario:

Yvette Reydet Saieh dijo...

Tolerancia hijo mío!!! tolerancia!!!

Yve