domingo, 27 de diciembre de 2009

Segunda vuelta

Antes del tradicional recuento del año, quería dar mis impresiones sobre la segunda vuelta que se acerca a pasos agigantados. El resultado de las elecciones no me dejó nada contento, esa fue la razón por la que no escribí nada al respecto. Creo que fue un pésimo resultado para la Concertación, tanto en la Presidencial como en las Parlamentarias y el reconocimiento de este conglomerado ha sido más bien vago y pobre en relación con dichos resultados. Patétito fue -por ejemplo- el discurso de Pizarro, que parecía celebrar una victoria propia y la derrota de Piñera.

Pero ahora viene la batalla final. El resultado es más incierto que nunca. Si me piden una opinión hoy, gana Piñera. La ventaja que consiguió es muy amplia y la sensación de triunfo poderosa. Si se mantiene este estado de cosas, este statu quo, gana Piñera sin problemas. Ergo, el comando de Frei y la Concertación algo tienen que hacer.

Algunos han hablado de un terremoto político. Concuerdo con ello, si no se hace algo drástico, fuerte, importante, que produzca un vuelco en las percepciones de la gente, no habrá vuelta.

¿Qué debería ocurrir? Varias cosas desde mi punto de vista. La pimera, una refundación de la Concertación y de los partidos que la integran, con cambio de directivas incluido. Hay más de un 20 del electorado -más de 1 millón de personas, todos los que votaron por MEO- y quizás cuanto más del pobre 30% de Frei que están hastiadas del manejo cupular de los partidos, de ver los mismos rostros siempre. Un primer reencantamiento se produciría si se da un golpe de timón fuerte y entra gente joven y preparada a dirigir los partidos políticos. Eso supondría un quiebre convincente que atraería a un electorado que se ha alejado paulatinamente de la Concertación.

La segunda, una cirugía mayor al comando de Frei y a su discurso, pobre y carente de ideas atractivas. Queda muy poco tiempo, pero no todo está perdido. Mi percepción es que se puede ganar la elección, la derecha está muy cerca esta vez, pero tampoco le será fácil sumar ese 6% que le asegura conducir el país por los próximos años.

No da lo mismo quien gobierne. Y sobre todo no da lo mismo desde el punto de vista valórico. La derecha es conservadora, censuradora, controladora. Nos querrán decir que ver, que valores debemos tener, que hacer. Y eso no me gusta. Los aspectos macros, la economía, la probidad, etc., de seguro estarán bien, pero desde el punto de vista de las libertades individuales, la cosa no me gusta. Espero en estos días el anhelado terremoto político que de vuelta esta segunda vuelta.