domingo, 8 de junio de 2008

Estamos en un espiral de malas noticias

Siento que todas las noticias e informaciones que recibimos de nuestro país se tiñen de malas nuevas, de pesimismo. Cuesta encontrar algo positivo, algo que nos suba el ánimo. ¡Si hasta el Colo perdió la final del Apertura!

A la lamentable muerte del General Bernales le han seguido muchas noticias y hechos francamente deprimentes. Huelgas y paros. Los estudiantes y los camioneros ponen en jaque al Gobierno con peticiones atendibles y nos afectan a todos los chilenos de una u otra manera. A su vez, la inflación no nos deja tranquilos, llegando a casi un 9% anual, lejos de las metas de las autoridades que la cifraban en el rango del 4,5 al 5%. El petróleo por las nubes. La delincuencia que se florea por estos días en barrios acomodados, lo que inquieta a quienes tienen más peso en este país. En fin, pésimas noticias por todos lados.

Aunque lo que me parece más grave es la reacción del Gobierno. Y aquí ya hay un problema: el Gobierno reacciona, no prevé los problemas, no logra darse cuenta por dónde viene pesada la mano. El tema de los impuestos específicos a los combustibles es un claro indicio, pues ya el año anterior se debieron tomar medidas más drásticas que habrían evitado un paro que pudo ser caótico y además habría ayudado a mantener la inflación a raya.

En este mismo orden de ideas, me parece que el trabajo del Ministro de Hacienda no puede ser bien evaluado. No se ha anticipado a las crisis por todos anunciadas, no ha impulsado con decisión el crecimiento y tampoco ha logrado tener un buen desempeño político, ganándose cada vez más la reprobación de sus propios correligionarios, cansados -como yo- de su peculiar forma de encontrar todo bien.

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