Quería escribir algo sobre actualidad política (problema energético con Argentina; vergüenza de las casas de 12 metros cuadrados, etc.), pero el viento me lo impide. Vivo en un octavo piso, en Providencia, frente al Cerro San Cristóbal, y las ráfagas de viento son impresionantes.
El viento silba como en las películas, y más fuerte aún, las ventanas retumban, la lluvia -escasa aún- golpea contra los cristales, todo conforma un panorama inusual para la capital y para mí que no había vivido una circunstancia parecida.
Nuestros amigos del sur probablemente se reirán de esto, acostumbrados ellos a vientos tempestuosos y a diluvios constantes en invierno, como hoy en Concepción, pero aquí en Santiago estamos poco habituados a ello.
He de esperar que no tengamos que lamentar muchos damnificados con el temporal que se anuncia para esta noche y las primeras horas de mañana miércoles.
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