En esta última semana hemos sido testigos del anuncio de esperadas medidas en relación con las pensiones, medidas que encontraron una favorable acogida del mundo político, de todos los colores políticos, aunque -aceptando su buena intención- me parece que no resultan más que un parche o una manito de gato que no apunta a los problemas estructurales del asunto.
Me refiero principalmente al aumento del 10% de las pensiones mínimas y asistenciales. Es cierto que el universo de favorecidos es amplio (más de un millón cien mil pensionados), pero la verdad que ese aumento es casi irrisorio tomando en cuenta el monto de estas pensiones. En efecto, las pensiones mínimas bordean los 40.000 mil pesos, por lo que ese aumento se traduce en sólo 4.000 mil pesos más, lo que en la práctica significa poco más de un pancito más todos los días.
El punto es que ese nivel de pensiones es aberrante; es vergonzoso para un país que quiere entrar al desarrollo en el 2010 mantener ese nivel de miseria de las pensiones mínimas y lo peor es que si no se cambia drásticamente el sistema de pensiones, en unos años más el número de pensionados que sólo podrán optar a esta pensión mínima subirá dramáticamente colapsando absolutamente el sistema público.
He de esperar a que la Comisión encabezada por Marcel para estudiar el sistema de pensiones chileno dé buenos frutos y siente las bases para un profundo cambio del mismo, que permita a los pensionados -quienes dieron toda una vida de trabajo al país- jubilaciones dignas verdaderamente.
1 comentario:
Buena propaganda, escaso impacto. Di las cosas por su nombre de una vez.
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