Ayer mientras hacía trámites bancarios, pagaba cuentas luego de mis vacaciones y compraba textos escolares para la vuelta a clases de mis hijos (¡se me apareció Marzo definitivamente!) no pude dejar de ver a tantas bellas mujeres que pasaban a mi lado.
Lolas despreocupadas y felices, oficinistas y ejecutivas algo apuradas, madres comprando útiles y uniformes, pero todas con algo en común: con rostros bellos en general, con carácter, bien definidos, facciones hermosas en su mayoría; y la que no tenía un rostro muy agraciado, lo compensaba acertadamente con lindos accesorios y sacándose partido de cualquier modo, siendo igualmente atractiva. No miento en decir que más de la mitad de las mujeres que vi ayer eran lindas, además que el verano les sienta maravillosamente bien, pues andan más ligero de ropas, mostrando una piel hermosamente bronceada. Un privilegio en definitiva.
Y hoy al despertar (anoche llegué tarde y no me había enterado) me encuentro con que la preciosa Tonka Tomicic había sido elegido Reina del Festival de Viña -mínima importancia, detalle absolutamente farandulero, pero me afirma lo de la belleza de la mujer chilena- lo que me decidió finalmente a escribir estas palabras, como un homenaje a ella, de belleza y simpatía sin igual, y a todas las mujeres chilenas, por su encanto, simpatía y belleza sin par.
2 comentarios:
Estimado Gonzalo; te apoyo y te rempujo.
La mujer chilena es bella objetivamente hablando; y la Tonka Tomicic (que a juzgar pos sus apellidos tiene sangre yugoslava o croata)es preciosa...pero no es la típica mujer criolla, de baja estatura, piel morena, caderas anchas y firmes, senos maternales, cabello negro, esa es la verdadera mujer chilena.
Ese hibridismo, mixturización, hetereogenismo y transculturalismo de razas es positivo (en estos tiempos de globalización); "mejora la raza", pero ha puesto un manto de indiferencia sobre la VERDADERA MUJER CHILENA, la que tiene pura sangre criolla, la vernacular, la auténtica...de la que todos somos hijos.
Obviamente que ante tanta demostración generosa de pechos siliconados y galerías vivientes de los trabajos de los cirujanos plásticos, lo natural se impone nuevamente y se agradece la belleza sencilla y discreta de las mujeres comunes de esta tierra.
Cariños y besos
Yvette
La Libélula
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