domingo, 8 de febrero de 2009

Pin Pon

Pin Pon nació conmigo, a mediados de la década del '60. Recuerdo ya a comienzos del '70 que siempre lo veíamos en casa, junto al tío Valentín, aparecer en su casita y agrandarse para mostrarnos cosas mágicas, hacer todas las preguntas que no nos salían y enseñarnos a lavarnos la carita con agua y con jabón.

Pin Pon nos acompañó en nuestra primera infancia, en esa época en que todo era más tranquilo, incluyéndonos, en que la imaginación y los juegos eran más importantes, donde no existían Internet, Play station, Wii ni nada que se les pareciera y éramos felices jugando con cajas de cartones o juguetes de madera.

Pin Pon siempre nos acompañó y muchas veces nos sorprendimos cantándoles sus canciones a nuestros hijos (Pin Pon es un muñeco, con cuerpo de algodón, se lava la carita con agua y con jabón, se desenreda el pelo con peines de marfil, y aunque se da tirones, no grita y dice ¡uiii!), hasta el día de hoy.

Pin Pon siempre nos acompañará, pues pertence al imaginario colectivo de toda una generación. Ayer dejó de existir Jorge Guerra, el inolvidable actor que le dio vida a Pin Pon. Hace más de cuarenta años que nació este entrañable personaje infantil, único, travieso e inquieto como todo niño, de cuerpo de algodón, inmortal me atrevería a decir, atemporal también, pues seguirá vivo para nosotros y de nosotros es también la responsabilidad de mantenerlo así.

3 comentarios:

cristian dijo...

¡Cómo no recordar aquellas canciones de hermoso contenido, con las cuales uno creció como niño y años más tarde se las cantó, en más de una ocasión, a sus propios hijos!
Pero, precisamente aqui es donde surge la tristeza al cotejar esas obras tan valiosas (las canciones de Pin Pon) con las miserias éticas de su creador. Es triste saber que Jorge Guerra se aprestaba a viajar en los proximos días , junto con Bachelet, a Cuba, a recibir un premio artístico de parte de una tiranía que lleva ya 50 años en el poder, oprimiendo a su pueblo y a sus libertades, llevando a situaciones increibles a sus niños , que, por ejemplo, además de no poder delebrar las Navidades durante décadas (hasta 1998) , deben limitarse a comer 200 gr de carne de vacuno cada 3 meses, segun una reciente ley que la autorizó tras casi 20 años sin permitirles a su gente siquiera comerla, bajo severas penas de cárcel.
Bueno, Jorge Guerra guardó silencio, cómplice silencio, todos estos años frente a ese regimen y a esa ideología, frente a los niños cubanos que por generaciones han debido vivir en esa opresión sin esperanzas, y ahora se disponia a ir a recibir un premio otorgado por ese régimen de Fidel. ¡Qué contrasentido!
Al menos los niños chilenos no tuvieron que pasar por un regimen asi, si bien estuvimos a punto, y pudimos deleitarnos al mismo tiempo con sus canciones llenas de contenido.
Da tristeza que a Jorge Guerra no le alcanzaron los años para darse cuenta del error de abrazar una ideologia opresiva y no criticar un regimen tiránico como aquél. No le alcanzó para pedirle perdón a los niños de Cuba por no haber podido haber hecho más por ellos, aparte de cantarles.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el comentario anterior.
Se debe separar la obra y el autor, hundido lamentablemente en el comunismo asesino hasta sus ultimos dias.
Una làstima.

Romina dijo...

uff...yo nací en el 85 y mis recuerdos de Pin Pon son algo bagos..pero en ningún caso nulos, de hecho fui fans, tuve un casete y todo...fue un gran aporte a la imaginacion de un par de generaciones...yo aun me se sus canciones y es provable q se las cante a mis hijos...cuando tenga...el tipo dejó un legado...y eso es notable..

saludos