jueves, 13 de septiembre de 2007

Violencia del 11 de septiembre

Algo pasa en Chile. Hay que detenerse a pensar el por qué de tanta violencia. Me parece muy claro que los disturbios acaecidos en la noche del 11 de septiembre poco o nada tienen que ver con dicha fecha, que pasa a ser una anécdota o, más bien, una excusa para descargar tanta violencia.
Que son delincuentes comunes, el llamado lúmpen, jóvenes e inclusos niños, o narcos, todos o en su gran mayoría ajenos al 11 de septiembre del año 1973, puede ser, pero cuál es su motivación, cuál es el origen de esa inusitada violencia contra todo y contra ellos mismos (saquear escuelas sólo va en desmedro de ellos); me parece que por ahí deberían ir las reflexiones de esta amarga jornada, que dejó un carabinero muerto y a otros varios heridos.
Posiblemente -según mi punto de vista- la causa de todo sea la enorme desigualdad de oportunidades, la gigantesca diferencia en los ingresos, la nula posibilidad de escapar de situaciones extremas, en fin, un odio contenido contra el sistema, que busca estas oportunidades para desahogarse. Es difícil hacer entender a los más necesitados (entre los que se incluye la clase media baja, que se asume sin futuro prácticamente) por qué el éxito que aparenta tener el país en sus grandes números no les llega a todos; como creer el discurso de que vamos bien, si la enorme mayoría de la gente no es partícipe de esa bonanza, que aprovechan sólo el gobierno y los grandes grupos económicos.
Me parece que nada tiene que ver el "11" con esta violencia, creo que es más profundo y por lo mismo, más preocupante. Creo que la gente está muy cansada de esperar por mejores oportunidades, las que no llegan por ninguna parte.
Aprovecho de comentar otro hecho que no debe ser pasado por alto, desde mi perspectiva. El impedir el paso de las marchas por Morandé -producto de la Molotov del año pasado- me parece francamente insólito y digno de otros tiempos. Incluso en dictadura era posible transitar por esa calle y rendir los homenajes pertinentes al ex Presidente Allende. Que ahora se restrinja el paso y se acordone y custodie como si estuviéramos en guerra me parece prepotente y provocador, muy distante del espíritu que la Presidenta Bachelet prometió para su gobierno. Esto claramente genera rechazo y violercia.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Simplemente descontento, exclusión y desigualdad social provocan lo que estamos percibiendo día a día.

Atte,

Transantiagochile.com

cristian dijo...

El odio transmitido de generaciòn a generación, como parte de una ideologia (marxismo), no puede dejar de generar nada más que odio en las generaciones sucesivas.

Primeros y grandes culpables, los que han hecho del perdón y del olvido algo imposible.

Segundos culpables , los que justifican y estimulan cualquier forma de reacciòn a la eterna desigualdad que ha existido y seguirá existiendo en la historia del mundo.

Terceros culpables, aquéllos que alguna vez dijeron: "el camino pacifico está eliminado y la violencia es inevitable. Para lograr regimenes socialistas habrán de correr ríos de sangre y debe continuarse la ruta de la liberación, aunque sea a costa de millones de victimas atòmicas". El Che Guevara, 1967.

Allì está el verdadero gérmen de toda esta violencia.

Yvette Reydet Saieh dijo...

Ni la desigualdad social, ni la falta de futuro en las clases más desposeídas, ni siquiera el odio contenido contra el sistema justifican estos actos de violencia desmedida, el resto de los que trabajamos e intentamos llevar una vida honesta no tenemos la culpa de tanto resentimiento. No los justifico bajo ningún punto de vista y aunque suene mal, yo eliminaría sin asco a todos esos que forman parte del llamado lúmpen...

Sorry pero es lo que siento.

Besos

Yve