miércoles, 17 de octubre de 2007

Bacheletista-Aliancista?

Las últimas semanas han sido pródigas en noticias del ámbito político. Un remezón de impacto mundial fue el encarcelamiento de la familia Pinochet Hiriart en pleno, como consecuencia del enriquecimiento ilícito del ex dictador chileno y sus cuentas secretas en el extranjero, pero como para mí (y para la derecha toda, que cada vez se desentiende más del asunto) el tema Pinochet es pasado, no me mereció mayores comentarios.
El publicitado Congreso de la DC -que llenó las portadas de diarios y los noticieros de la TV local- fue también noticia el fin de semana recién pasado, con Adolfo Zaldívar como personaje (villano o héroe, según se mire) principal. Creo, sin embargo, que no estuvo a la altura de las expectativas que se crearon, incluso entre los propios democratacristianos, pues no se avanzó prácticamente en ningún tema y menos sobre un posible precandidato presidencial de esos colores, que le pueda hacer sombra a los que actualmente están corriendo, con Sebastián Piñera como avanzado líder.
Y a propósito de este empresario-político, llegó de una extensa gira por varios países europeos (lobby internacional que le llaman) criticando fuertemente a Joaquín Lavín por sus últimas actuaciones, un tanto erráticas desde que integra la Comisión para la superación de la pobreza.
Aquí llegamos, por último, al punto central que quería tratar. Este sempiterno candidato presidencial se declaró Bacheletista-Aliancista, provocando un verdadero terremoto en su sector, con airadas reacciones de moderados y duros (o moros y cristianos, en otras palabras). Sólo parece haber convencido a algunos políticos, entre ellos al inestable Longueira.
¿Pero que hay detrás de esta extraña declaración? Según Lavín, hay que apoyar al gobierno de la Bachelet, para que en estos 30 meses que le quedan le vaya bien; que en el mundo desarrollado se da esta suerte de colaboracionismo entre partidos y coaliciones antagónicas y otras frases por el estilo.
Puede ser, no dudo de sus buenas intenciones, pero creo que esto apunta a un objetivo superior; hay una planificada estrategia detrás de este nuevo estilo que debería volver a darle a Lavín un protagonismo perdido, es decir, me parece que sólo es un nuevo recurso de posicionamiento, ingenioso y arriesgado, apuntando principalmente a bajar del sitial que hoy ocupa Sebastián Piñera, como principal candidato de la oposición a La Moneda.
En poco tiempo más sabremos con más certeza de que se trata esto de ser Bacheletista-Aliancista.